El
presidente Obama acaba de dar una nueva muestra de trato humano hacia
las personas encarceladas y condenadas por delitos no violentos, en su
mayoría delitos de drogas. 102 personas se suman para alcanzar ya 774
personas a las que se les han conmutado penas de prisión. Esto se hace
mientras se discuten nuevas normativas para tratar estos casos fuera de
la privación de libertad, y se examinan otros expedientes con miras a
nuevos indultos o conmutaciones de penas.
Nuestro
país, aplica una política de Estado contra las drogas totalmente
dependiente y subsidiaria de la estrategia de los EE.UU, la mal
llamada “guerra contra las drogas”. Este modelo norteamericano
ultrarepresivo, injusto y fracasado, ya se ha demostrado, ha devenido
en guerra con las personas más pobres y vulnerabilizadas de nuestras
sociedades.
La
alianza y afinidad en materia de drogas con los Estados Unidos se
evidencia en una absurda e inconstitucional legislación la antigua y
desfasada ley 50-88. Esta ley reconoce la posesión para consumo
personal, y más que esto, que existen niveles de consumo sin ninguna
repercusión social. Pero igualmente envía a la prisión, y facilita el
chantaje y la extorsión a las personas usuarias por parte de personas
investidas de autoridad corrompidas. Hacemos el ridículo con una ley que
llega al absurdo de clasificar como traficantes a las personas adictas
a las sustancias derivadas del opio, como es la heroína. Es así como en
nuestro país a las personas que más sufren no se les da el trato
humano que merecen y necesitan, sino que se les procesa como
traficantes. Nuestra política no puede ser más obtusa, inhumana, y
violatoria de los derechos humanos.
En
nuestro país el presidente Medina ha reclamado “políticas y medidas
sobre drogas centradas en el ser humano, y tomando en cuenta los
derechos inalienables de las personas”. Nos ha hablado del
“escepticismo y la frustración creciente de nuestros pueblos”, porque no
nos hemos atrevido a “abrir nuevos debates, a “explorar nuevos
caminos.” Pero hasta ahora han sido solo palabras bonitas.
Solo
estas palabras del presidente Medina, y el ejemplo del presidente Obama
que representa el paradigma que seguimos en el país, deberían ser
motivos suficientes para pasar a los hechos y dar un giro a las
políticas nacionales. ¿Por qué se hace entonces tan difícil avanzar hacia tratos más humanos y justo a las personas que usan drogas?
¿Por
qué entonces no somos capaces de entender las terribles consecuencias,
quizás para el resto de su vida, que tienen para una persona joven el
arresto y sometimiento a la justicia por simple posesión?
¿Por qué se insiste entonces en mantener una política mediocre y violatoria a los derechos que resultan peores que las drogas?
Desde Casa Abierta reiteramos nuestra propuesta al señor presidente Medina:
Señor
presidente emule usted en nuestro país el gesto humano del presidente
Obama. Indulte y entregue a sus familias a las personas procesadas por
simple posesión, cuyo único delito es ser usuarios de sustancias. Haga
esto y estará usted explorando nuevos y justicieros caminos, como usted
mismo ha reclamado.
Convoque
usted, señor presidente, a un gran debate sobre la atrasada y abusiva
política ultrarepresiva de nuestro país, que concluya en una nueva ley
sobre drogas. Una nueva ley que establezca la despenalización de los
consumos, como ya han hechos muchas naciones que enfocan de forma
científica y humana el fenómeno del uso de sustancia. Dejemos atrás
las fracasadas políticas de “cero tolerancias, que han hecho tanto daños
en nuestro país, en especial a las personas jóvenes de las comunidades
más empobrecidas.
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